
Porque hay cosas que se bien que jamas han de dejarte,
esa sonrisa tan esplendida y esa mirada tan audaz,
ese gesto perfecto que no podrá imitarse.
Me encanta estrechar tu cuerpo en aquel rincón,
pegar mi oreja a tu boca y escuchar tu melodía,
es la excusa perfecta para ponerse a llorar...
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