jueves, 5 de mayo de 2011

Te juro que cada vez que me siento mal de alguna manera, leo esto...y todo mejora.

DELICADAMENTE SUCIA.


¿Qué pasa cuando la realidad se disfraza de juego?, ¿es, acaso, posible esconder el instinto detrás de cortinas de humo? Eso fue lo que me pregunté la primera vez que vi una obra de Luc León: yo estaba visitando una exposición colectiva de artistas independientes en San Cristóbal de las Casas y valorando, a mi modo, lo que cada uno proponía… después de un rato de andar sin mucho animo por la galería me topé con dos cuadros de no más de sesenta centímetros: De la serie “el pulpo” rezaban ambas fichas técnicas y sin más arma que un rotulador en mano, Luc León me mostró qué tan fácil es decir las cosas cuando así se quiere. Me enteré un tiempo después, que ha participado en diversas exposiciones colectivas y ha montado ya, hace poco, su primera exhibición individual compuesta por varios grabados. Volviendo a lo anterior, pregunte quien era al encargado de la galería y la busque entre los presentes, intercambiamos correos y teléfonos, etc. Etc.
Su obra actual, basada en gran parte en un erotismo íntimo y casi prohibido de la figura femenina estereotipada, homologada para siempre por el diario devenir globalizador de este mundo indetenible, con una mezcla extraña de expresiones, gestos y demás actitudes propias de las redes sociales tan familiares para todos y tan comunes hoy en día; refleja una sensibilidad fuera de lo ordinario en estos tiempos despersonalizantes. Luc León se sienta, toma como espada un rotulador cualquiera, piensa, investiga en el propio yo interno, investiga en las calles, en la vida diaria, en la impersonal vida virtual de miles y miles de entes humanos perdidos en la web y de pronto ataca, con la delicadeza de la libélula y la oscura frialdad del asesino serial nos muestra un mundo donde se conjuga la fantasía y la realidad, lo grotesco y lo sublime y subliminal. Es una visión aparentemente ingenua de una realidad acosadora, y es que si uno ve a los ojos a Luc León, ni siquiera se imagina que detrás de esa cara de inocencia, detrás de esa voz delgada y casi infantil, se esconde el alarido de una mujer que no esta conforme, que se escandaliza y se enoja, y se ríe y también llora… no se imagina eso ni mucho menos, y es que a sus veintiuno, no es la clásica chica moderna que piensa en antros, en modas y cuestiones de ese tipo.
Mujer de animo alegre, de sonrisa fácil e ideas claras, Luc León se perfila como una artista de carácter, no solo la pintora, no solo la grabadora y la dibujante sino una artista que nos muestra, por lo menos hoy, una cara distinta del arte pop; nos muestra un pop renovado, ausente de ligerezas y prejuicios, un pop que desnuda la crudeza del yo y el otro, y que de alguna manera propone escarbar en esa realidad insana para encontrarle, aun en la mas oscura de las profundidades, esa parte animal que nos hace humanos y viceversa. Por eso es bueno ver de cerca su obra y sentirla porque aparte de reescribir la actitud casi rapaz que el ser humano promedio adopta en la vida virtual, nos muestra una sensualidad tan suave y casi imperceptible que este que escribe podría afirmar, sin temor a equivocarse que las obras de Luc León hoy por hoy, son asquerosamente sensuales o lo que podría definirlas mejor: sensualmente asquerosas.

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