Fragmento:
Ni un solo momento, he dejado de ver
tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
hermoso como la niebla
gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
ni un sólo momento, Adán de sangre.
tus hombros de pana gastados por la luna,
ni tus muslos de Apolo virginal,
ni tu voz como una columna de ceniza;
hermoso como la niebla
gemías igual que un pájaro
con el sexo atravesado por una aguja,
ni un sólo momento, Adán de sangre.
Porque es justo que el hombre no busque su deleite,
agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, agonía, agonía.
agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.
Éste es el mundo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las ciudades,
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
la guerra pasa llorando con un millón de ratas grises,
y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.
Puede el hombre, si quiere, conducir su deseo
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
Federico Garcia Lorca
por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.
Federico Garcia Lorca
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