Hoy no estuvo nada bien.

Yo estaba bien.

Porque quería estarlo, porque ellos lo estaban pero también pensaba: hacen mucho ruido, no me gusta, los aborrezco, pero tengo que estar.

No les dije nada, entonces,
pero a mi si me dijeron.

Y viene el malestar y se queda mucho rato, reconsideras pues, las cosas, y decides seguir estando, porque es lo que único que puedes hacer, porque es lo que elegiste y piensas también, para animarte tu mismo: Hoy no estuvo nada bien, pero no todo estará mal siempre.